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Mostrando entradas de septiembre, 2017

El valor de las pequeñas cosas

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Te propongo un juego: tómate 10 minutos de tu tiempo y siéntate en el banco de una plaza. Sólo tienes que observar y estar atento a todos los detalles. Verás cosas que la rutina diaria no te permiten percibir. La naturaleza alaba a Dios simplemente porque para ello fue creada, la creación entera tiene una razón de ser. Cada uno de nosotros fue creado con un amor particular, con un amor personal que nos hace únicos. Y con una  vocación, un llamado de Dios universal: ser felices, disfrutar de la vida junto a otros y con otros, y saber que somos consagrados a Dios, estamos llamados a ser santos. Es allí donde nuestra misión cobra sentido: Dios nos invita a llevar la buena nueva de la salvación a todos nuestros hermanos, pero no estamos solos, Jesús nos acompaña. Por eso ser misionero es un privilegio: el misionero ama a Dios en sus hermanos. Haz la prueba: juega el juego y verás cosas maravillosas, podrás descubrir el valor de las pequeñas cosas y el amor de Dios en cada una

Compartir la vida

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Seguramente alguna vez has escuchado "es el grupo misionero" "se van a misionar" "están de misión" y te preguntaste que será eso. La misión nace del deseo de compartir la vida con personas de otro lugar durante algunos días. Es ser instrumentos de Dios para que Él se muestre entre nosotros. Ser misionero es una vocación. Y te puedo asegurar que es una experiencia maravillosa: significa dar de uno mismo para con otros, compartir su realidad, su cotidianeidad, la vida misma. Y este compartir es muy enriquecedor para ambos: los misionados y los misioneros, hay un ida y vuelta en gestos, palabras, abrazos, rezos. El corazón se llena de paz, alegría, serenidad, el corazón se llena de Dios. Y aunque muchas veces se piensa en todo lo que uno puede llevar, es más la cosecha que cada misionero hace que no hay palabras para describirlo. ¿Te interesa vivir esta experiencia? ¿Te animás?