Llamado a la misión




Muchas personas movidos por el entusiasmo, piensan que la misión es una aventura, un irse lejos, rumbo a lo desconocido y con ansias de partir cuanto antes. Pero tomar esta decisión merece discernimiento, preparación, maduración.

La misión es una vocación, es una opción de vida.

Todos los bautizados tenemos una misión, ya que hemos recibido de Jesús la tarea de evangelizar, de anunciar la Buena Noticia, dando testimonio de la vida cristiana.

“Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir todo lo que yo les he mandado. Y yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo”. Mt 28, 19-20

Dios llama particularmente a algunos hombres y mujeres para llevar a cabo una misión específica, una vocación especial: acercar el Evangelio dónde no es conocido, vincularse con algunas comunidades apartadas de las grandes ciudades, compartir una vida comunitaria y evangelizadora que promueva valores evangélicos como la paz, la justicia, la libertad, la fraternidad.

La vocación misionera es una inspiración interior por la que Dios llama a una persona para una misión. Supone siempre la libertad absoluta de Dios que llama y la libertad humana que reacciona ante esa llamada.

¿Recibiste tu llamada? ¿Sentís en tu corazón tu vocación misionera?

Contáme, quiero compartir mis experiencias misioneras con vos!!

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